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José Montoya Berenjeno, en el XXII Otoño Cultural de Baeza

Crónica de la actuación del cantaor jerezano en la Peña Flamenca de Baeza, Jaén.

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Desde hace 22 años, la Peña Flamenca de Baeza, ciudad Patrimonio de la Humanidad de la provincia jiennense, viene organizando su Otoño Cultural de Baeza, festival que patrocina el Ayuntamiento de esta localidad.

 

Este año cuenta con un cartel que comenzó el 15 de octubre y terminará el 26 de noviembre. Entre los artistas que acuden a este evento se encuentran Rocío Luna, José Montoya Berenjeno, Rocío Segura, Xisco Heredia, Virginia Gámez, Jesús Méndez y Antonio Ortega. A la guitarra, Chaparro hijo, Miguel Salado, Niño Seve, Julio Romero, Andrés Cansino, Pepe del Morao y Antonio Carrión.

 

La peña es acogedora, de perfil un poco taurino, como bien marca la tradición y los lazos entre toros y flamenco. Un público acogedor, amable, cercano y respetuoso para escuchar cantar a Berenjeno y tocar a Miguel Salado.

 

 

«En la soleá, potente, muy jerezano en estilos alcalareños, trianeros y jerezanos, a compás, y con soltura para deleitar a todos los allí asistentes. En los tientos y las seguiriyas siguió acordándose de artistas que ya no están entre nosotros, como fue el caso de las seguiriyas, en las que recordó a Agujetas»

 

 

La puntualidad en la peña de Baeza parece cosa de sacramentos. Todo comienza a su hora marcada, como es lógico en una peña que a pesar de ser pequeña es señorial. Porque se pudo escuchar bien a Jose Montoya, cantaor jerezano. A pesar de su juventud, Berenjeno es capaz de salir airoso de los cantes. No solo los de sabor jerezano, como presumiblemente puede creerse, sino que a pesar de ser familia de los Rubichi y Moneo se le nota la afición que tiene al cante. Esto puede verse en la cantidad de matices que da a los cantes de artistas no jerezanos, como Porrina de Badajoz.

 

En los cantes como la soleá, la seguiriya, la bulería por soleá y las bulerías saca toda la impronta jerezana de los barrios de San Moguel (el suyo) y Santiago, del que lleva sangre por parte paterna. Posee una voz potente, con fuerza, y en los altos llena de matices, pero en los bajos es donde debe aprender un poco a recogerse. Sobre todo en los cantes de Porrina por fandangos, en los que suele darle unos matices muy particulares, pero donde no controlar en algunas ocasiones los bajos hace que se pierdan los matices.

 

En la soleá, potente, muy jerezano en estilos alcalareños, trianeros y jerezanos, a compás, y con soltura para deleitar a todos los allí asistentes. En los tientos y las seguiriyas siguió acordándose de artistas que ya no están entre nosotros, como fue el caso de las seguiriyas, en las que recordó a Agujetas. Después el cante minero, referenciando a Manuel Torre por taranto y Don Antonio Chacón por Cartageneras. Y para finalizar, las bulerías cortas de ese barrio de la Plazuela, sacando los cantes de la bulería corta del barrio que le vio nacer. Aquí puso un broche, a compás y con soniquete, que difícilmente será olvidado en esta peña flamenca, donde se viene a escuchar el buen cante. Cante que el Berenjeno de Jerez, a pesar de su joven edad, sabe realizar con talento y saber, quedándole aún margen para seguir aprendiendo. En mi opinión, tiene futuro y mucho.

 

Miguel Salado, guitarrista que acompañó a José Montoya, es joven, aficionado, llevando los toques clásicos. Acompaña en la justa medida en la que el cantaor le requiere, sin sobresalir por encima del que canta, con un toque fino y muy jerezano también.

 

 

 

 

 

 

 

José Ramón Checa Medina

 

 


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