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Un saetero monumental

Como ya huele a saetas, quiero recordar aquí a uno de los más grandes saeteros de la historia, Manuel Mairena


Como ya huele a saetas, quiero recordar aquí a uno de los más grandes saeteros de la historia, Manuel Mairena, el hermano menor del gran Antonio Mairena. No fue solo un gran saetero, sino un cantaor largo en muchos más palos, como las soleares y las seguiriyas, las tonás, los romances y los tangos. Seguidor de la escuela de su hermano, que es también la del pueblo de Mairena del Alcor, nació en esta localidad en 1934, en plena Segunda República.

Su hermano no era aún una primera figura del cante, aun que llevaba muchos años cantando, desde niño. Por tanto, Manuel Cruz García, Manuel Mairena, tuvo en su propia casa su principal referencia cantaora, Antonio, además de a sus otros dos hermanos, Juan y Curro Mairena. Y a un padre aficionado, Rafael Cruz Vargas, emparentado con La Niña de los PeinesArturo y Tomás Pavón, herrero y natural de otro pueblo sevillano, El Coronil. Como, además, Mairena del Alcor era ya un pueblo de buenos cantaores y de grandes entendedores del cante, digamos que Manolo vino a nacer en una tierra bien abonada.

¿Le perjudicó o le favoreció ser hermano de Antonio Mairena? Lo pregunto porque se han dicho muchas veces las dos cosas. Indudablemente, le favoreció mucho al principio porque cuando empezó a cantar, en los años cuarenta del pasado siglo, Antonio era ya profesional del cante y le ayudó a entrar en el ambiente. Puede ser que pasado el tiempo le perjudicara en algo por aquello de las comparaciones, que son siempre odiosas, por esa manía de algunos de intentar que se midieran como cantaores tanto en Mairena como fuera del pueblo. Hay que ser absolutamente sinceros en esto, porque Manolo Mairena nunca tuvo la calidad de su hermano Antonio, aunque tuviera una voz más agradable al oído, en mi opinión de las más hermosas del cante. Ya sé que es cuestión de gusto, pero objetivamente, Antonio fue superior y, entre otras cosas, su maestro.

Evidentemente, Antonio y Manolo se querían porque eran hermanos de padre y se criaron juntos, pero tuvieron sus rencillas y celos, algo que se sabe muy bien en Mairena y fuera de la localidad. Por diferentes motivos, además. Por ejemplo, porque Antonio ponía a veces a otros cantaores por encima de su propio hermano, como es el caso de José Menese. No digamos Fosforito, al que Mairena apreció siempre –era una admiración recíproca–, considerándolo mucho como cantaor. Recuerdo que recién muerto Antonio Mairena, Manuel dio un recital en el Salón Tomisa de Mairena, con el local abarrotado. Y esa noche dijo dos o tres cosas que le delataron, como, por ejemplo, que era a él a quien le pertenecía la Llave del Cante, “por herencia”. Además, contó que su hermano nunca había trabajado en la fragua familiar porque “estaba malito”. Y es que Manolo, cuando hablaba, solía medir mal a veces las palabras.

Ante la imposibilidad de destacar por encima de su hermano, Manuel encontró en la saeta lo que buscaba para estar reconocido al margen de ser el hermano de uno de los más grandes de esa época, como fue Antonio. Y se convirtió en un saetero grandioso, tanto o más que su propio hermano, que ya era difícil porque Mairena fue un saetero de una calidad impresionante, seguidor de Manuel Torres y Rafael Ramos El Gloria. Y Manolo sabía que en ese cante, al menos, se podía medir con él y hasta meterle las cabras en el corral.

Cuando Manolo grabó su obra Via crucis (1997), no nos hablábamos porque se había molestado conmigo por algunas críticas. A pesar de eso, como me gustaba tanto cantando por saetas –en realidad me gustó en muchos más palos–, escribí sobre esa obra discográfica y afirmé algo que le gustó mucho. Me llamó por teléfono a casa y me dijo: “Estoy molesto contigo, como sabes, pero eso que has dicho hoy en El Correo llevaba años esperándolo y te lo agradezco mucho”. Opiné sobre su importancia como saetero, porque era de justicia decir que ahí, en ese palo tan difícil, Manolo no era el hermano de Antonio, sino él mismo, Manuel Mairena, un saetero monumental.

 


Arahal, Sevilla, 1958. Crítico de flamenco, periodista y escritor. 40 años de investigación flamenca en El Correo de Andalucía. Autor de biografías de la Niña de los Peines, Carbonerillo, Manuel Escacena, Tomás Pavón, Fernando el de Triana, Manuel Gerena, Canario de Álora...

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