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Huelva: una semana de flamenco y generaciones

38º Aniversario de la Peña Flamenca Femenina de Huelva con la actuación de María Terremoto. Homenaje en la Tertulia Cultural Flamenca de Las Colonias a Márquez El Zapatero, con recital de Julián Jaramillo.

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Celebrábamos el trigésimo octavo cumpleaños de la Peña Cultural Flamenca Femenina de Huelva. Desde 1983, cuando, como dice su fandango Trece estrellas y su Aurora…, con valentía desafiaron a los tiempos y resultaron fundar una de las asociaciones flamencas más singulares y con más recorrido en estas casi cuatro décadas. Se abría el curso después de una larga travesía pandémica que obligó a cerrar las puertas y a recogernos en nuestras casas, y no pudo hacerse de mejor manera que con la presencia de María Fernández Benítez, María Terremoto.   

 

La cantaora jerezana, heredera de los sones familiares de su abuelo Terremoto de Jerez, su tía María Soleá y su padre Fernando Terremoto, acudía por segunda vez a la Peña Femenina, ilusionada y con enormes ganas, después de cinco años, acompañada de la guitarra de Nono Jero y las palmas de Cantarote y el Luna. Abrió la noche cantando por martinetes y tonás. Mucha fuerza y sentido en su cante. Calentó la fragua y nos metió en cintura de lo que estaba por venir. Como no queriendo especular ni un ápice, nos llevó a los cantes por cartagenera y taranto. Nos mostró que no sólo es una cantaora de raza, sino que puede jugar también con el preciosismo de una voz cada vez más formada en lo flamenco y en lo musical. 

 

 

«María Terremoto eleva y recoge su voz de tal forma que su propio eco racial y autóctono define su origen. No hay mejor prueba que mientras el cante entra en el receptor lo haga con olor a Jerez»

 

 

Llegamos al momento cumbre de la noche. Soleá por bulerías y siguiriyas. Los sones de Jerez encima de la mesa y las cartas boca arriba. No hubo la mínima concesión. La comunión entre María y el cante fue única. La soleá por bulerías nos atrapó en un laberinto de compás con sabor a tabanco. María eleva y recoge su voz de tal forma que su propio eco racial y autóctono define su origen. No hay mejor prueba que mientras el cante entra en el receptor lo haga con olor a Jerez. ¿La siguiriya? Qué difícil se me va a hacer escribir sobre ella. Quizás no haya palabras para describirla. El escenario de la peña onubense alberga a sus cantores/as entre tres arcos: el de la soleá, el de los tientos y tangos, y el principal, el del fandango. Pues imagínense que estos arcos se reconvirtieran en un solo cante pariendo una siguiriya. Una siguiriya de dolor y recuerdo a Fernando Terremoto hijo, padre de María, a quien ella llamaba entre lamentos y lágrimas (literal). Los asistentes lo guardamos en nuestra alma y en nuestros sentidos. Hay algo que no engaña y es el dardo que impacta en la diana: los ayes siguiriyeros que golpearon las tapaeras del sentío. No hubo una expresión, incluidas las de Nono, Luna y Cantarote, que estuvieran fuera del caldero mágico donde nos metió este terremoto de sentimientos.

 

 

María Terremoto. Peña Flamenca Femenina de Huelva. Octubre 2021. Foto: Jesús Naranjo

 

 

Ya estaba todo dicho.  Muchos hubiéramos querido terminar ahí, pero la generosidad y el duende de la noche nos regalaron un cante por alegrías con sabor a Cádiz y Córdoba, fandangos, tangos y bulerías, así como una pataíta de Nono Jero en su treinta y cinco cumpleaños. Enhorabuena al Arte. Al de verdad, al que no necesita ojanas.  “Habemus cantaora.  Y aunque eso lo sabíamos hace tiempo, no es malo recordarlo de cuando en cuando una vez. 

 

 

Homenaje a Márquez El Zapatero

Y no habían transcurrido ni cuarenta y ocho horas, un mediodía de sábado, cuando adentrándonos en la Vega Larga de Huelva, allá por el barrio castizo de Las Colonias. En la otra punta de la ciudad visitaba la capital un cofre de esencias, un tesoro en mayúsculas que aún nos guarda el flamenco: Manuel Márquez Barrera El Zapatero. La Tertulia Cultural Flamenca de las Colonias homenajea a este hombre sabio del cante y baluarte de los sones trianeros de El Zurraque. La Tertulia Flamenca de Las Colonias es un cuarto de cabales, como así lo definiera Manolo Sánchez –socio fundador e insignia de la misma–, enclavada en el barrio onubense que le da nombre. Su fundación data de mayo de 1982.

 

 

«Aún no tiene quince años, los hará en diciembre. Julian Jaramillo pertenece a esa generación nacida en el siglo XXI decidida a luchar el flamenco desde la raíz. Su afición desmesurada y sus conocimientos deben ser, sin duda, la vela que dé poderío a lo que tenga que decir en el devenir del tiempo»

 

 

Abrió el cante Julián Jaramillo y la guitarra de José Miguel Pérez Ponce. Hablar de Julián es hacerlo de un más que seguro valor en alza. Aún no tiene quince años, los hará en diciembre, y pertenece a esa generación nacida en el siglo XXI, decidida a luchar el flamenco desde la raíz. Su afición desmesurada y sus conocimientos deben ser, sin duda, la vela que dé poderío a lo que tenga que decir en el devenir del tiempo. Comenzó cantando por malagueñas, fandango de Lucena, rondeña y fandango de Frasquillo Yerbagüena. Muy entonado y sabiendo lo que se hace. Siguió por cantiñas, donde se acordó no sólo de los ecos gaditanos, sino también de los aires utreranos de el Pinini. Seguidamente, la petenera, con la inconfundible letra de Pastora: Quisiera yo renegar…  En los tientos y tangos hizo un bonito abanico de Triana y Málaga. Y para finalizar, la siguiriya, con recuerdo a Tomás y  fandangos caracoleros.

 

 

Julián Jaramillo. Tertulia Flamenca Las Colonias, Huelva. Foto: Jesús Naranjo

 

 

No se equivoca el veterano cantaor Márquez El Zapatero cuando al presentar a Julián lo hace diciendo que hay perspectivas en él. No en vano, a pesar de encontrarse en un delicado momento de voz por los cambios propios que conlleva la adolescencia, Julián riega de conocimiento y formación todo aquello que ejecuta, no dejando nada a la aventura. Que así sea, maestro Márquez.

 

Manuel Márquez no quiso dejar pasar la oportunidad y nos regaló los aires de la soleá y un cierre por tonás profundamente llenas de pellizco. Las facultades de un veterano de 91 años se suplen con el conocimiento y la lucha que atrae al duende.

 

 

«El Flamenco como nexo de unión de la Generación Silenciada y la Generación Z. El Flamenco como pegamento. Nuestra cultura, el Arte, la esencia, el duende, lo bello como motor de encuentro. Así siga siendo»

 

 

También acudieron a la llamada del homenaje al maestro socios y amigos de la Tertulia, como Paco López, Ángel Barroso, Caridad Vázquez y la cantaora Filo de los Patios. Esta  última deleitó con una siguiriya y cabal de Silverio. Quisiera destacar el momento en el que el percusionista Julio Prenda interpreta siguiriyas y bulerías, con caña y handpan. Este último instrumento, desconocido para muchos, además de poner la nota exótica llenó de sabor y misticismo la tarde. 

 

Como resumen a lo descrito me quedo con una idea que se me vino a la cabeza mientras me deleitaba con el maestro Márquez. El Flamenco como nexo de unión de una generación, la llamada Generación Silenciada, nacida a partir de los años treinta del siglo XX, y la de la Generación Z, donde se encuentran María Terremoto o Julián Jaramillo. El Flamenco como pegamento. En definitiva, nuestra cultura, el Arte, la esencia, el duende, lo bello como motor de encuentro. Así siga siendo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Jesús Naranjo

 

 


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